Día diez, del mes de agosto, las ocho de la mañana, sólo falta media hora, pa’ ver el dance en la plaza. Ante el templo del patrón, las gentes están sentadas, los mayores sonrientes lucen sus camisas blancas. Los jóvenes tienen sueño, pues la noche ha sido larga y están algo adormecidos porque el sol les da en la cara.
Con timidez, los danzantes, uno a uno hacen su entrada, de puntillas buscan hueco y los peñistas se apartan. Entran en “La Botería” y los detalles rematan, los nervios hacen sonar antes de hora alguna espada. El mayoral dice “¡va!” y salen y se preparan, el dance va a comenzar, las filas están formadas. |
Respiran hondo y suspiran levantando la mirada y buscan a San Lorenzo en medio de la fachada. Clavan sus ojos en él y a la vez, un bombo lanza, dos golpes de escalofrío. Es la señal de la banda. Todo se encuentra dispuesto, la gente de pronto calla y lo que era un gran revuelo se torna silencio y calma.
Por fin, la música suena, los oscenses tocan palmas, se elevan los corazones y al cielo vuelas las almas, lágrimas se ven brotar, recordando a los que faltan, los enamoraos se besan y los amigos se abrazan. ¡Escucha bien, San Lorenzo! que está sonando tu danza y todo Huesca te reza y el aire, ya huele a albahaca |